El Yoga como estrategia terapéutica para la ansiedad y la depresión: una perspectiva desde la evidencia en ejercicio físico

En la última década, la salud mental se ha posicionado como una de las mayores preocupaciones a nivel global. Trastornos como la depresión y la ansiedad no solo afectan a millones de personas en todo el mundo, sino que inciden negativamente en la funcionalidad cotidiana, el bienestar psicosocial y la calidad de vida. Frente a esta creciente prevalencia, las ciencias de la salud han dirigido su atención hacia estrategias terapéuticas complementarias, y entre ellas, el yoga ha ido ganando un lugar destacado por su integración cuerpo-mente. Este artículo propone una lectura del yoga como ejercicio terapéutico desde los hallazgos de una revisión sistemática sobre ejercicio físico y salud mental, publicada en la Revista Colombiana de Rehabilitación (Delgado Salazar et al., 2019).

Ejercicio físico, depresión y ansiedad: evidencia desde la investigación

La revisión sistemática de Delgado Salazar y colaboradores (2019) analizó 44 estudios clínicos aleatorizados que abordaron el impacto del ejercicio físico sobre la ansiedad y la depresión en diversos grupos poblacionales, incluyendo jóvenes, personas mayores, mujeres en etapa perinatal y personas con enfermedades crónicas. Los resultados fueron consistentes: el ejercicio físico, cuando se prescribe de forma estructurada y adaptada, produce una disminución significativa en los síntomas depresivos y ansiosos, especialmente cuando se aplican programas con una duración superior a 6 semanas, al menos tres veces por semana, con intensidad moderada a vigorosa.

Si bien las intervenciones evaluadas incluyeron ejercicio aeróbico, entrenamiento de fuerza, actividades acuáticas y técnicas mente-cuerpo como el taichí, la revisión también sugiere que prácticas como el yoga pueden beneficiarse de los principios terapéuticos del ejercicio físico, destacando la necesidad de seguir explorando su potencial como intervención complementaria.

Yoga: más allá del movimiento

El yoga, en tanto disciplina que integra posturas físicas (āsana), ejercicios de respiración, atención plena (mindfulness) y meditación, se alinea con muchas de las características que hicieron del ejercicio físico una intervención efectiva en la reducción de síntomas psicológicos. Su capacidad para activar el sistema nervioso parasimpático, reducir la reactividad al estrés, mejorar la regulación emocional y aumentar la percepción corporal (interocepción), lo convierte en una herramienta particularmente valiosa en el campo de la salud mental.

A diferencia de otros tipos de ejercicio, el yoga promueve la conciencia interna, el cultivo de la calma y la autoreflexión. Estas cualidades son especialmente relevantes en el tratamiento de la ansiedad y la depresión, donde el exceso de rumiación mental, la hiperactivación fisiológica y la disociación corporal suelen ser síntomas comunes.

Yoga como ejercicio terapéutico: criterios de prescripción

Al considerar el yoga como modalidad terapéutica, es esencial aplicar criterios similares a los del ejercicio físico estructurado, adaptando la práctica a las características individuales de cada persona:

  • Frecuencia y duración: Estudios revisados en el artículo mostraron beneficios con prácticas de al menos 30 minutos, 3 veces por semana, durante 6 a 12 semanas.

  • Intensidad progresiva: El yoga puede comenzar con estilos suaves (como Yoga Restaurativo) y avanzar hacia prácticas más dinámicas siempre con supervisión.

  • Enfoque en la respiración y atención plena: Estas prácticas potencian la regulación del sistema nervioso autónomo, disminuyen la reactividad emocional y fortalecen la sensación de seguridad interna.

  • Adaptabilidad: Al igual que en los programas individualizados de ejercicio, el yoga debe adaptarse a la condición física, edad, historial clínico y necesidades emocionales de cada practicante.

  • Entornos seguros: Tal como se ha observado en programas exitosos de ejercicio físico, la creación de entornos grupales de confianza también contribuye al bienestar, promoviendo el sentido de pertenencia y apoyo mutuo.

El potencial del yoga en contextos clínicos y comunitarios

La evidencia científica señala que las intervenciones físicas no solo mejoran los síntomas individuales, sino que también favorecen las relaciones sociales y el entorno psicoafectivo de quienes las practican. El yoga, al integrar cuerpo, respiración y conciencia, ofrece un modelo holístico que atiende simultáneamente a los niveles físico, emocional y mental de la persona. Su incorporación en espacios clínicos, escuelas, centros comunitarios y programas de salud pública representa una oportunidad accesible, no invasiva y de bajo costo para el abordaje integral de la salud mental.

Si bien es necesario avanzar en investigaciones que evalúen específicamente los efectos del yoga sobre diferentes poblaciones clínicas, los resultados del ejercicio físico como intervención terapéutica ofrecen un respaldo sólido para seguir profundizando en su aplicación estructurada. El yoga no sustituye a los tratamientos médicos o psicoterapéuticos, pero puede ser un complemento  cuando se aplica con criterio clínico y sensibilidad humana.

Referencia:
Efectos del ejercicio físico sobre la depresión y la ansiedad
Revista Colombiana de Rehabilitación, 2019 (2),128-145

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