La introducción de mindfulness en el tratamiento psicológico de personas con psicosis ha generado un creciente interés en la última década. Si bien las Intervenciones Basadas en Mindfulness (IBM) han demostrado eficacia en una amplia gama de trastornos mentales como ansiedad, depresión, estrés y dolor crónico, su aplicación en la psicosis ha sido inicialmente recibida con cautela. Este artículo presenta las principales conclusiones del estudio piloto desarrollado por María Teresa Mir, Joaquín Arceo e Ignacio Ibáñez (2016), que exploró la viabilidad y los efectos terapéuticos de mindfulness adaptado en pacientes con diagnóstico de psicosis, y propone una reflexión sobre su potencial en contextos clínicos complejos.
Repensar la psicosis desde una perspectiva fenomenológica
El estudio parte de una concepción fenomenológica de la psicosis, especialmente de la esquizofrenia, inspirada en la obra de Louis Sass. Desde esta mirada, la experiencia psicótica no se reduce a una colección de síntomas aislados, sino que implica una transformación radical del modo de estar en el mundo. Sass (1994) sugiere que el núcleo del trastorno psicótico radica en una híper-conciencia, es decir, una atención exacerbada y desvinculada del mundo práctico, que conduce a la alienación del cuerpo, la fragmentación del sí mismo y una profunda alteración del sentido de realidad.
Esta alteración se asocia con un exceso de introspección auto-referencial y una mirada “escudriñadora” que objetiviza la experiencia y la separa del flujo vivo de la existencia cotidiana. En este contexto, el cuerpo deja de sentirse como propio, las emociones pierden su cualidad encarnada y las relaciones humanas se vuelven opacas y distantes【Mir et al., 2016】.
Mindfulness como acto de conciencia encarnada
La práctica de mindfulness —entendida como el acto de hacerse consciente de la experiencia presente con amabilidad y sin juicio— ofrece una vía para restaurar el vínculo con la experiencia inmediata y encarnada. Lejos de ser una práctica meramente atencional, mindfulness implica un triple gesto: (1) suspensión de la actitud natural, (2) redirección de la atención hacia la experiencia interna y (3) aceptación o “soltar” lo que aparece en la conciencia【Mir et al., 2016】.
Francisco Varela, pionero en el diálogo entre neurociencia y tradición contemplativa, argumentó que este proceso es inherentemente corporal (embodied), y se vincula con formas de saber tácito y pre-reflexivo —dimensiones que se encuentran especialmente alteradas en la psicosis【Mir et al., 2016】.
Adaptaciones necesarias en pacientes con psicosis
A pesar del potencial terapéutico del mindfulness, su aplicación en personas con trastornos psicóticos requiere adaptaciones específicas. Chadwick (2014) destaca tres modificaciones fundamentales para garantizar una práctica segura:
Duración limitada de las prácticas formales (no más de 10 minutos).
Evitar silencios prolongados, proporcionando guías verbales frecuentes (cada 30–60 segundos).
Incluir referencias explícitas a las experiencias psicóticas, como las voces, tratándolas como fenómenos mentales más entre otros, sin otorgarles un estatus especial【Mir et al., 2016】.
Estas recomendaciones apuntan a evitar la intensificación de estados solipsistas o la disociación corporal, favoreciendo una relación más flexible, consciente y compasiva con la experiencia psicótica.
Resultados del estudio piloto
El estudio piloto se llevó a cabo en un centro público de rehabilitación psicosocial en Tenerife. Participaron nueve personas con diagnóstico de esquizofrenia paranoide o trastorno esquizoafectivo, quienes recibieron un entrenamiento grupal en mindfulness durante cinco meses, en el marco de la Terapia Cognitiva Basada en la Persona para la Psicosis Perturbadora (Chadwick, 2007/2009).
Los resultados mostraron una mejora significativa en la ansiedad (estado y rasgo), una disminución moderada en los síntomas psiquiátricos generales y un incremento en la confianza en las sensaciones corporales, una dimensión clave de la conciencia interoceptiva y frecuentemente alterada en la psicosis【Mir et al., 2016】.
Aunque no se encontraron cambios significativos en los síntomas positivos o negativos de la psicosis de forma aislada, la suma de pequeños cambios sugiere una disminución general del malestar psicótico. Además, se observó una alta variabilidad individual en los resultados, lo que apunta a la necesidad de enfoques personalizados.
Conclusión: una vía prometedora, pero aún en desarrollo
La investigación de Mir, Arceo e Ibáñez (2016) confirma que el uso de mindfulness en personas con psicosis es viable, seguro y potencialmente beneficioso, siempre que se realice con las adaptaciones apropiadas y por profesionales debidamente entrenados. La práctica parece promover una relación más compasiva y menos reactiva con las experiencias perturbadoras, favoreciendo el empoderamiento subjetivo y la reducción de la ansiedad.
Sin embargo, el estudio también señala que aún es necesaria más investigación con diseños controlados, muestras amplias y seguimientos a largo plazo, para consolidar la evidencia de eficacia en esta población.
Mindfulness, en su forma más cuidadosa y adaptada, se perfila como una herramienta valiosa en el acompañamiento psicoterapéutico de personas con experiencias psicóticas, abriendo un campo de exploración que articula neurociencia, fenomenología y clínica.
Referencia:
Mir, M. T., Arceo, J., e Ibáñez, I. (2016). Mindfulness en la psicosis: un estudio piloto. Revista de Psicoterapia, 27(103), 37-56.
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